



El latido de un patio escolar
El patio escolar es más que un simple espacio de cemento y juegos. Es el corazón palpitante de una comunidad, un lugar donde se tejen historias, se forjan amistades y se aprende a convivir.
Cada risa, cada abrazo, cada palabra compartida, es un ladrillo en la construcción de un ambiente donde todos se sienten seguros y valorados. Un lugar donde las diferencias no nos separan, sino que nos enriquecen, y donde la empatía y el respeto son los cimientos de nuestra convivencia.
A veces, las palabras duelen más que los golpes, y las miradas pueden ser más frías que el invierno. Pero también sabemos que una sonrisa puede iluminar el día más gris, y un gesto amable puede derretir el hielo más tenaz.
La convivencia escolar no es un ideal inalcanzable, es una semilla que plantamos cada día con nuestras acciones. Es la mano que se extiende para ayudar, el oído que escucha sin juzgar, y el corazón que se abre a la diversidad.
Recordemos que somos parte de algo más grande que nosotros mismos, somos una comunidad, un latido colectivo que resuena en cada rincón de nuestra escuela. Y juntos, podemos hacer de este espacio un lugar donde todos florezcan, donde la alegría sea contagiosa y donde la convivencia sea un canto a la vida.